A estas alturas no dudo que cada uno de nosotros tenemos en nuestra mente algunas forma de tratar o educar a nuestros hijos con la que estamos muy orgullosos y otras con las que no tanto.
Aunque es posible que haya tantas maneras de educar a nuestros hijos como familias hay en el mundo, se pueden simplificar en tres modelos educativos, dejando claro que es un resumen o caricatura de la realidad, ya que ningún padre, madre o tutor se comportará siempre de la misma manera, pero sí que es posible que la educación hacia sus menores tienda a un tipo de comportamiento u otro.
Estamos hablando de la educación en general, el trato día a día con nuestros hijos. Dejamos a un lado la educación académica o el desarrollo mental, en el que los puzzles son una gran herramienta, aunque todo queda relacionado de una manera u otra.
Modelo autoritario, se caracteriza por:
Imponer y no dialogar.
Mantener un alto grado de control sobre sus hijos
Utilizar amenazas verbales e incluso, en ocasiones, físicas
Utilizar los castigos como medio de corrección
No se tienen en cuenta las necesidades educativas ni intereses personales de los hijos.
Imponen sus normas
Es espera la asimilación de dichas normas y castigos
Consecuencias del modelo autoritario:
Tanto los niños como los adolescentes que han vivido bajo este modelo educativo suelen ser poco sociables, en seguida florece la agresividad e impulsividad en ellos aunque son muy dependientes, suelen ser personas tristes y/o malhumoradas. Y atienden a refuerzos a muy corto plazo, no son capaces de seguir objetivos a largo plazo. En la adolescencia, dependen de lo que otros digan.
Modelo democrático, se caracteriza por:
Explicar las razones del por qué de las normas.
Fomentar la independencia.
Respetar las opiniones
Respetar la individualidad
Animar a la negociación
Buscar la opinión de sus hijos para la toma de decisiones.
Consecuencias del modelo democrático:
Tanto los niños como los adolescentes que han vivido bajo este modelo educativo suelen ser muy sociables y competentes, predomina en ellos el autocontrol y la motivación, niños y adolescente alegres, espontános, capaces de llevar a cabo planes a largo plazo a partir de la adolescencia. Personas capaces de pensar por si mismas, no dejándose influenciar.
Modelo pasivo, se caracteriza por:
No hacer uso del control
No imponer castigos
No pedir nada a los hijos ni darles tareas de ningún tipo
No regulan la actividad de los niños
Permisivos
el modelo pasivo lo podemos dividir en dos categorías diferentes, indulgente y negligente.
Diferencias entre el modelo pasivo indulgente con respecto al negligente:
El modelo pasivo indulgente adulan constantemente al niño y disculpan sus actos mientras que el modelo negligente hace caso omiso de las acciones del niño no demostrando signos de amor ni cariño o, simplemente, no estando.
Consecuencias del modelo pasivo negligente:
No son niños ni adolescentes sociables, son débiles sentimentalmente y tristes. Tienden a tener la autoestima muy baja, no son capaces de controlar sus impulsos. Tampoco son capaces de respetar normas ni de encontrar motivaciones. Son niños inseguros. De adolescentes pueden padecer problemas de conducta o estrés. No saben planificar.
Consecuencias del modelo pasivo indulgente:
No son niños sociables, aunque son muy alegres y tienen una autoestima sobrevalorada. No son capaces de controlar sus impulsos, no encuentran motivación en nada. En la adolescencia suelen ser inmaduros e infantiles, aunque cuando se trata de relacionarse con iguales tienen buen entendimiento. Suelen tener problemas de salud constantes y no son capaces de hacer planes de ningún tipo. Pueden llegar a ser personas autoritarias.
No podemos catalogar al 100% a una persona tanto padres como niños en un modelo concreto, ya que las situaciones cambian y los estados de ánimo también. Lo normal es que exista una mezcla de todos donde predomine uno o varios de estos modelos. ¿Con cual te identificas?
Eva Irene B.G / Redacción