Nadie hubiera dicho que con su reducido tamaño las abejas fueran tan inteligentes, es más que éstas pudieran resolver ciertos tipos de puzzles.
Lo más asombroso de todo esto es la capacidad que tienen estos insectos de transmitir la información y el conocimiento a los de su especie.
Se ha descubierto que son capaces de realizar ciertas acciones anidadas para conseguir un fin. Un ejemplo claro es el estudio llevado a cabo por Lars Chittka en la Queen Mary University of London con abejas.
El puzzle del que hablamos no es como los rompecabezas que conocemos en Puzzlemanía, más bien es una sucesión de acciones anidadas para conseguir un fin, en este caso agua con azúcar. Lars Chittka comenzó colocando una serie de discos de colores llenos de agua con azúcar a lo largo de unas cuerdas. Estos discos, que simulaban flores, fueron tapados por una plancha transparente con la intención de que se pudieran ver y no tocar. En el extremo de la plancha transparente sobresalía un trozo de cuerda.
La segunda parte de la investigación consistía en enseñar a algunas abejas a tirar de la cuerda. Una vez aprendida la lección se colocaron unas cajitas transparentes en frente del escenario donde se iban a realizar las pruebas de la cuerda. En estas cajitas introdujeron varias abejas a modo de espectadores del acontecimiento.
Seguidamente colocaron a las abejas entrenadas delante de la cuerda con intención de que realizaran aquello para lo que se les había entrenado, y así lo hicieron mientras sus compañeras observaban.
Seguidamente le tocó el turno al público, y fueron las abejas que actuaron espectadores las que tuvieron que realizar el complicado puzzle, tirar de la cuerda para que las “flores” con agua con azúcar hicieran su aparición y poder obtener la recompensa. La sorpresa llegó cuando más del 60% de las abejas lo hicieron a la primera sin haberlo hecho antes. Aprendieron mirando a sus compañeras.
Asombrado con el resultado, Lars Chittka dio un paso más allá. Esta vez decidió introducir a las primeras abejas, las que fueron entrenadas, en varias colmenas.
Al cabo de un tiempo cogió al resto de las abejas de la colmena y las expuso al famoso puzle de la cuerda. ¿Cuál fue el resultado? Más de la mitad de la colmena consiguió realizarlo con éxito a la primera sin haber visto cómo se hacía.
El conocimiento fue transmitiéndose a las más jóvenes y perduró incluso después de que las abejas pioneras hubieran muerto.
Desde la década de los 70 y gracias al científico Karl von Frisch sabemos mucho sobre las abejas. Sabemos que las abejas pueden distinguir ciertos colores imperceptibles para el ojo humano y otros colores más comunes, sin embargo cierto tipo de colores los interpretan como negro.
La comunicación entre ellas también es un dato revelador, ya que se ha podido comprobar cómo las abejas son capaces de comunicar a su colmena dónde polinizar y dónde no. Esta comunicación se origina a través de la danza y las matemáticas. ¡Sorprendente!
Incluso el estado anímico es una cualidad de estos pequeños insectos. En la universidad Queen Mary de Londres han observado datos reveladores donde se demuestra que las abejas se ponen de buen humor al comer azúcar.
Es impresionante como la naturaleza nos sorprende día a día y poco a poco nos baja del pedestal donde creíamos estar los seres humanos. Aunque los seres humanos poseemos inteligencias múltiples, Las abejas, con su cerebro aparentemente simple, también son capaces de realizar actividades y acciones relativamente complejas, además de comunicarse de una manera eficientemente rápida con el resto de su colmena.
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Eva B.G. / Redacción